Al norte de Mallorca, donde la Tramuntana se funde con el mar, se encuentra Pollensa, un pueblo que ha sabido conservar su esencia sin renunciar al encanto cosmopolita que atrae a viajeros de todo el mundo. Calles empedradas, plazas con vida, tradición artística y un entorno natural privilegiado hacen de Pollensa uno de esos lugares que se quedan en la memoria.En este guía te mostramos qué ver en Pollensa y cuáles son sus rincones imprescindibles, ya vengas para pasar un día o para disfrutar de una estancia más prolongada.
El corazón del pueblo. Rodeada de cafés y restaurantes, es el mejor lugar para sentir el pulso de Pollensa. En verano, se llena de terrazas y de un ambiente que combina la calma local con la energía de los visitantes.
Preside la plaza principal y guarda en su interior un retablo barroco digno de contemplar. Es uno de los símbolos del pueblo y refleja la huella de la historia en cada piedra.
Una de las experiencias más auténticas es subir los 365 escalones del Calvari. En la cima espera una pequeña capilla y unas vistas espectaculares del pueblo, la bahía y las montañas. La subida, aunque exigente, merece cada paso.
Un espacio sereno que acoge el Festival de Música de Pollensa, una cita cultural de referencia en la isla. Sus claustros y jardines transmiten quietud y belleza en estado puro.
Ubicado en el antiguo convento de los dominicos, alberga colecciones de arte contemporáneo y piezas relacionadas con la historia local. Una parada obligada para entender el alma artística del pueblo.
Cada domingo por la mañana, la plaza se transforma con un mercado repleto de productos locales: frutas, quesos, flores y artesanía que muestran la Mallorca más auténtica.
Pollensa es puerta de entrada a algunos de los paisajes más bellos de la sierra. Desde aquí se accede a miradores y rutas de senderismo que ofrecen panorámicas inolvidables.
Explorar Pollensa es adentrarse en la esencia más pura de la isla, pero alojarse en un lugar que encarne esa misma esencia convierte el viaje en algo inolvidable. Son Xotano, nuestro hotel con encanto en Mallorca, ofrece lujo sereno, tradición mallorquina reinterpretada y una experiencia hecha a medida de quienes buscan algo más que un simple alojamiento.
Aquí, cada detalle está pensado para reconectar con lo auténtico. Desde el confort de sus estancias hasta la calma de sus jardines, todo invita a vivir Mallorca con otro ritmo, más pausado y más verdadero.
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Desde Palma se llega en coche en unos 50 minutos por la autopista Ma-13. También hay autobuses regulares desde Alcudia, Inca y la capital.
En los alrededores destacan lugares como Formentor, con su faro y miradores, o el Parque Natural de la Albufereta, ideal para los amantes de la naturaleza y la ornitología.
El Puerto de Pollensa es un enclave perfecto para pasear frente al mar, cenar en un restaurante con vistas o disfrutar de su playa tranquila. Su paseo marítimo transmite serenidad y resulta ideal para familias.
Si solo dispones de un día, lo esencial es recorrer la Plaza Mayor, visitar la iglesia, subir al Calvari y terminar la jornada en el Puerto de Pollensa viendo el atardecer.